Sergio Moya Mesa es un fotógrafo madrileño, de poco más de cuarenta años, que lleva dedicándose a esto de la fotografía la mitad de su vida. Además, es el 50% de SyXestudio (www.syxestudio.com), proyecto laboral que comparte junto a la fotógrafa Ximena Garrigues.

Para esta primera entrevista he escogido a Sergio por varias razones. La primera es que le conozco desde hace veinte años, por lo que es posible que durante la entrevista se perciba esa confianza que nos tenemos. La segunda razón es porque viví de cerca sus comienzos como fotógrafo y la tercera, porque creo que sabrá pasarme por alto que no sea muy ducho en esto de las entrevistas. Dicho esto, comenzamos con ella:

Hola Sergio, ¿algo que decir antes de empezar?

En primer lugar, déjame comentar que me hace mucha ilusión que cuentes conmigo para esta entrevista. No solo nos une la foto, sino que también hemos compartido sueños, inicios y alguna que otra escasez.

Totalmente cierto. A mí también me hace mucha ilusión que te hayas prestado sin dudarlo un instante y por ello te estoy muy agradecido.
Si te parece, vamos a empezar con las preguntas. ¿Podrías decirnos cuál es tu formación y en qué momento y dónde decidiste estudiarlo?

Fue hace mucho, mucho tiempo. En la ciudad de Madrid. Era el año 1999 cuando empecé a cursar un módulo de técnico Superior en Imagen en la escuela CEV. Eran dos años y durante el segundo compaginé este módulo con un curso del -ya extinto- IMEFE de especialización en fotografía de estudio (tenía muy buena fama y creo que duraba unas 900 horas). Lo impartía Manolo Rodríguez y, de hecho, allí nos conocimos tú y yo.

¿Siempre tuviste claro el camino?

Lo cierto es que desde mucho antes de empezar el módulo en la escuela que te comentaba, sabía que quería ser fotógrafo. Realicé estos cursos por apaciguar la ansiedad de mis padres. Además, no me pareció mala opción formarme técnicamente.  Lo que tenía claro es que la forma de aprender era trabajando como ayudante de algún fotógrafo o fotógrafa.

“En mis comienzos creo que hice muchas cosas mal. No era capaz de plasmar las ideas que tenía en la cabeza. Pero siempre lo intentaba y la frustración no iba a pararme.”

¿Qué crees que hiciste bien y mal en tus comienzos?

En mis comienzos creo que hice muchas cosas mal. Me ocurría una cosa, y es que no era capaz de plasmar las ideas que tenía en mi cabeza, en la fotografía final. Por supuesto, tampoco lo era de captar la luz adecuada. Pero siempre lo intentaba y la frustración no iba a pararme.

Una cosa que estuvo bien es que en cuanto acabé mi período de prácticas con el fotógrafo Jesús Chamizo, me puse a buscar en internet a todos los fotógrafos que pude para presentarles mi trabajo y pedirles trabajo de asistente. Fue muy interesante.

En el año 2001 o 2002 alquilaste un local cerca de tu casa en el Barrio del Pilar, que convertiste en tu primer estudio. Sé que pasaste muchísimas horas allí revelando, haciendo pruebas de luz y durmiendo en un colchón que conseguiste para no perder tiempo en idas y venidas a casa de tus padres. ¿Qué descubriste y/o te aportó aquella época?

Era mi “batcueva”. Recuerdo que no salía y pasaba allí día y noche. Fue un espacio propio donde poder estudiar y desarrollarme.

Cuando me mandaban a los modelos, intentaba montar alguna historia que fotografiar. Trataba de pillar cualquier trabajo porque tenía menos dinero que un náufrago.

En tus primeros años fuiste ayudante de diferentes fotógrafos. Cosa que me vino muy bien a mí porque los que tú ibas soltando yo los iba cogiendo gracias a recomendarme. Si no recuerdo mal, has sido asistente de Mario Sierra y Javier Campano. ¿Alguno más? ¿Qué te aportaron? ¿Crees que es recomendable ser asistente antes de saltar al vacío?

Si alguien quiere ser fotógrafo, sin ninguna duda, le aconsejo trabajar como asistente. Ahí es donde de verdad aprendes. Hasta la mejor escuela, por muy buena que sea, es incompleta. Trabajando es como se aprende a funcionar en esto. No solo en nuestro gremio, en todos los ámbitos.

Dicho esto, trabajé con Jesús Chamizo, Mario Sierra, Javier Campano, Jesús Alonso y creo que no se me olvida nadie. Con este último estuve tres años en su estudio trabajando tantas horas como él. Al ser un profesional muy técnico, pude aprender mucho, entre otras cosas la rutina y la obligación laboral. A mí me vino muy bien.

Admiro y respeto a cada uno de ellos. De todos aprendí cosas que todavía aplico.

Una de las cosas que admiro de ti -y envidio de manera sana- es tu capacidad de lucha y de adaptación a las diferentes situaciones laborales que se te han presentado. Considero, si no es así me corriges, que ha habido temporadas en que tu cabeza solo y exclusivamente pensaba en fotografía. ¿Crees que pensar en fotografía todo el tiempo viendo publicaciones y libros de fotografía, yendo a todas las inauguraciones posibles (fuimos a unas cuantas) y rodeándote de fotógrafos un día sí y otro también, favorece el llegar a cumplir objetivos? ¿O crees que con los nuevos tiempos de la era de internet y redes sociales ya no es necesario?

A mí no me costaba nada vivir todo el tiempo con la fotografía en mi cabeza. De hecho, estaba haciendo lo que más me gustaba y ahora creo que me pasa algo parecido. En casa hablamos de trabajo en la mesa y, casi siempre, es constructivo.

Y con respecto a las RRSS (redes sociales), las relaciones son diferentes. Pero creo que si algo tiene de bueno la fotografía es ver una buena expo, bien presentada y con buenas copias. No me considero muy técnico, pero creo que como contrapunto a ver imágenes en las RRSS, ver un positivado en condiciones es una delicia que nadie se debe perder.

“El antes y después en la foto, pienso que no viene por el digital contra el analógico. Sino de la entrada y democratización del retoque fotográfico con Photoshop.”

Enlazando con la pegunta anterior, ¿en qué crees que ha cambiado tu manera de trabajar desde lo analógico y los portfolios en papel a la época de lo digital y los portfolios a través de web y redes sociales?

El antes y después en la foto, pienso que no viene por el digital contra el analógico. Sino de la entrada y democratización del retoque fotográfico con Photoshop. Ahí los fotógrafos empezamos a convertirnos en técnicos de laboratorio y eso es otra profesión. Durante esa transición, y hasta que aprendimos, hubo verdaderas tragedias (que yo también he cometido). Y lo peor es que grandes fotógrafos, se quedaron en ese limbo.

En cuanto a las RRSS y web, diría que son un soporte más. Son medios diferentes e igual de válidos.

¿Qué rama de la fotografía te interesa más y cuál es la que te gustaría hacer?

La rama donde más trabajo es el retrato. En los inicios me encantaba la moda (y me sigue gustando) por su libertad creativa y su belleza en sí. Pero la profundidad que tiene el retrato es especial. Es como una radiografía, dependiendo de la potencia llegas más allá de la piel.

En tu faceta profesional trabajas con Ximena Garrigues (a la que ya pillaré por banda más adelante). ¿Cómo es trabajar con otra persona y cómo os dividís el trabajo?

Esta es la pregunta del millón. 

A mí trabajar con Ximena me aporta mogollón, siempre estamos valorando y juzgando las ideas. Pienso que eso hace que el resultado esté un poco más depurado. Aunque al final siempre hay sesiones en las que dependes de la maravilla de la improvisación.

Compartimos todo el proceso, tanto la idea previa (si la hay) como la cámara durante la sesión. En la edición, también nos complementamos. No sé si es que me he acostumbrado, pero no es tan difícil.

Recuerdo una exposición colectiva en la que participamos, en un garito muy oscuro de Lavapiés, allá por el año 2000 que tenía como título “Parejas”. No sé muy bien si la recuerdas. El caso es que las imágenes que expusiste eran copias pequeñas debido al tamaño del local y la cantidad de fotógrafos y fotógrafas que exponíamos. Casi 20 años más tarde y con varias exposiciones a tus espaldas, exponéis de manera conjunta Ximena y tú unas copias en las Nave 10 del Matadero, unas copias de más de un metro. ¿En qué formato te encuentras más cómodo?

Creo que el tamaño de las copias depende del mensaje que quieras transmitir. Cuando hicimos esa expo (“10y11” fue una muestra que se pudo ver en las Naves del Matadero en 2017) en la que “sobreescalas” el tamaño de la realidad, es por el mensaje. También influía la sala porque ¡era gigante!

Además, creo que es un gran placer para cualquier fotógrafo, hacer una copia enorme y poder disfrutar de ella con la distancia que te lo permita.

Ahora recuerdo otra expo (“CMYK”, muestra realizada en la Galería La Zúa de Madrid en 2008) que se dividía en dos partes. Las copias eran enormes, casi no entraban por la puerta.

Compartimos todo el proceso, tanto la idea previa (si la hay) como la cámara durante la sesión. En la edición, también nos complementamos. No sé si es que me he acostumbrado, pero no es tan difícil.

¿Quiénes eran tus referentes cuando empezaste y quiénes lo son ahora?

Pues mis referentes siguen siendo los mismos: Willian Klein, Irving Penn, Richard Avedon, Annie Leibovitz, Martin Parr y Guy Bourdin. A este último lo descubrí en la época en la que era asistente de Javier Campano. Estábamos en su estudio hasta las tantas de la noche, viendo revistas de Vogue Paris de los 70´ y 80´. Aquello fue una delicia.

Ahora hay mucha gente a la que admiro. Hay muy buenos fotógrafos en el mundo y además están muy a mano. Por ejemplo Phil Poynter.

¿Si te tuvieras que quedar con uno cuál sería?

Sin duda, Guy Bourdin. Lo que me gusta de este fotógrafo es que no necesita palabras (y después con William Klein).

¿Tienes algún libro de fotografía favorito?

Me cuesta decidir, pero me encanta un libro que robé a un buen amigo de Joan Brossa. Lo miro mucho y muy a menudo.

Hay otro que me parece una maravilla que se llama “El ángel gitano” del gran fotógrafo colombiano, Ruven Afanador. En él expone un retrato onírico sobre el hombre en el flamenco. Es brutal. Tiene otro de la misma temática, pero solo de mujeres que se llama “Mil besos”. Ando detrás de él.

¿Alguna exposición que te haya tocado el corazoncito?

Me gustó mucho la de Eamonn Doyle. No solo me gustaron las foto, el montaje era excelente. (Exposición realizada en la Fundación Mapfre de Madrid a finales de 2019 y principios de 2020).

¿Tienes alguna película o documental sobre fotografía que te guste especialmente?

No veo muchos documentales de foto. No sé, pero es como si no me los creyera. No sé por qué, pero no me llegan.

Cuando buscas inspiración, ¿dónde lo haces?

Por supuesto en otros fotógrafos, en los clásicos. En los buenos de verdad.

También en revistas como Interview, Fantastic Man o The Gentlewoman.

Sin olvidar la literatura o pintura. No sé, en todo. Incluso en un gesto que ves a alguien por la calle, te lo guardas y lo intentas aplicar.

Y sobre todo, cuando leo. Dependiendo de qué, claro, se me disparan las imágenes y a veces me despistan tanto que no puedo seguir leyendo.

¿Cuando estás en una sesión o retocando te pones alguna música, podcast…?

Tengo una curiosa rutina. Por las mañanas música de todo tipo. De clásica a electrónica. Esto lo disfruto mucho. Y por las tardes tiro de transistor. No falla “La vida moderna” son unos cachondos. (Programa de la Cadena Ser, presentado por los cómicos David Broncano, Ignatius Farray y Quequé).

¿Cómo está el gremio de la fotografía editorial en España? ¿Crees que es fácil entrar? ¿Qué se necesita?

Otra pregunta del millón.

Creo que hay fotógrafos excelentes y eso me alegra. Pero también creo que la industria está débil. No hay mucha publicidad en las revistas y esto nos obliga a trabajar con pocos recursos. No es por derrochar, obviamente, es por querer plasmar una idea compleja y poder llevarla a cabo sin jugarte los ahorros.

Al menos es lo que me pasa a mí.

En cuanto a entrar, efectivamente es muy complicado. Aun así, creo que si lo haces bien, que si haces buenas fotos y trabajas bien, tarde o temprano entras.

¿De qué publicación te sientes más orgulloso?

Sin pensar demasiado, me gustó mucho una foto de grupo que hicimos para ICON con los actores y actrices de la serie Élite. Al principio, no iba para portada pero la serie dio un pelotazo y  como la foto no estaba mal, acabó siéndolo.

Otro de los trabajos que me ha gustado es un reportaje que hemos hecho a la periodista y presentadora Raquel Sánchez Silva para Yodona. Fue una sesión dura. Buscábamos otro lenguaje, otra forma de hablar de la moda y creo que en algunas fotos lo hemos conseguido.

¿Te gustaría dar el salto a publicaciones de otros países? ¿Cómo crees que es la mejor manera?

Sí, claro que sí. Me encantaría. Hemos publicado en otros países y es estupendo. Creo que el camino es difícil, pero debemos continuar por ahí. Y la mejor manera, yo diría que a través de agencia o contactar directamente con los directores de arte.

¿Hay alguna sesión que recuerdes de manera especial? ¿Alguna que prefieras olvidar (y quieras decirlo)?

Siempre recordaré una rápida sesión al cantaor Enrique Morente y al poeta Luis García Montero, allá por 2009. No pasó nada demasiado especial, pero admiro la obra de ambos y bueno, la foto también me gustó.

La que prefiero olvidar fue en una sesión con Maribel Verdú (actriz). ¡Ufff! Lo pasé mal, pero al estar con Ximena le pasé la cámara y ella remató la sesión con clase.

En el gremio he escuchado a algunas personas molestarse porque les han preguntado por su equipo. No sé si pertenecerás a este grupo, pero hay infinidad de amantes del cacharreo por el mundo a los que les gusta saber qué equipo utilizan los fotógrafos ¿Me puedes decir con qué equipo empezaste en esto de la fotografía y actualmente con qué estás disparando?

No me importa nada hablar sobre mi equipo. Pienso que las fotos se hacen con el ojo y la luz y que el equipo no es más que una herramienta. Como una llave inglesa un poco más cara de lo normal.

La primera cámara que tuve, me la dejó mi amigo Ángel y era una Canon A1 que montaba un 50 mm. Con esa cámara disparaba rollos en blanco y negro que luego revelaba y copiaba sin parar.

Pero empecé a trabajar con una Nikon F50 y el objetivo que venía de serie. Malo como un pecado y al que tenía mucha manía. 

Luego ha habido varias cámaras y formatos entre medias. Ahora tengo una Canon 5Ds con ópticas fijas de la misma marca. Además de dos flashes Profoto y dos ventanas octagonales. Alquilamos bastante material y me gusta hacerlo así porque cada sesión te pide material diferente.

¡Ah! y tenemos una Fuji X 100F muy manejable, que no paramos de darle caña.

“Me parece fenomenal que la gente haga fotos con lo que quiera. Lo importante es que las hagan.”

Fotografía móvil, sí/no y por qué.

Sí, la foto es foto en cualquiera de sus términos. Lo que me pasa es que no tengo un buen teléfono y no uso mucho esa cámara. Aunque me parece fenomenal que la gente haga fotos con lo que quiera. Lo importante es que las hagan.

¿Cuál crees que es tu mejor fotografía en solitario? ¿Y la peor?
¿Cuál es tu mejor foto en SyX estudio? Y si te atreves a decir una peor, pues adelante.

¡Uf! Verás, me ocurre una cosa, Ximena y yo llevamos tanto tiempo currando juntos que cuando hago fotos sin ella al lado, también tengo en cuenta la opinión de ella. Es un poco raro, pero es así. De ahí que me cueste pensar en una foto solo mía.

Fotos malas he hecho una gran cantidad. Ahora no recuerdo una en concreto, pero de verdad que tengo muchas.

Una buena fotografía de Ximena y mía, es una que disparamos a un cantante. En la imagen aparece con una especie de lona que le tapa la cara. Me encanta, pero no se publicó y es uno de nuestros descartes más queridos.

Volviendo a lo de una foto buena propia (y en solitario), creo que podría ser una que hice a Paquita (mi perra) jugando con una pelota roja. Se publicó en @fot_o_grafica, un instagram que creamos durante el confinamiento con varios fotógrafos y en el que íbamos  colgando una foto al día con un tema común. Os animo a todos a que lo visitéis

“A hacer fotos se aprende haciéndolas. Pero también valorándolas y criticándolas con dureza. Esto es muy importante.”

La Maldita Fotografía es una web que oferta formación fotográfica. ¿Qué consejo, enseñanza, o llámalo como quieras, le darías a las personas interesadas en aprender fotografía?

A hacer fotos se aprende haciéndolas. Pero también valorándolas y criticándolas con dureza. Esto es muy importante.

Por otra parte, creo que hay que empezar a disparar, aunque no tengas muy claro dónde llegar. Poco a poco va apareciendo la idea.

¿Y para las que quieran dedicarse profesionalmente a la fotografía?

Los que se quieran dedicar a ello que empiecen a estudiar, a ver las fotos de los mejores fotógrafos, y a imaginar cómo han hecho esa toma. Y luego a disparar, a hacer trabajos y más trabajos. En todos los curros se aprende algo.

“Si a una tercera persona no le gusta (una de nuestras fotos), siento decir que no me importa. Son cuestiones subjetivas”.

Ha habido dos ocasiones en que vuestro trabajo ha estado bajo las críticas sibilinas de otros fotógrafos. La primera fue con la fotografía de las “piernas imposibles” de la ex- ministra de defensa, Carme Chacón y la otra fue la luz empleada en los retratos de Vargas Llosa. ¿Qué opinas al respecto? Y si quieres explicar algo sobre las piernas, pues aquí quedará escrito para la posteridad.

Carme Chacón, era una maravilla de mujer. No sé, puede que la foto no molase demasiado y lo de los pies, pues qué sé yo. Pero de verdad que ahí no hubo un retoque ni se cambió nada.

Y lo de la luz de Vargas Llosa, ¿de verdad? ¿Eso lo han criticado? Si está perfecta. Bueno, si critican eso es que no tenemos el mismo criterio de luz y ante eso no puedo decir nada. Esa foto, esa iluminación y esa sesión al completo la defiendo dónde y con quién quiera.

Si pienso en la sesión de Vargas Llosa, añadiría que nosotros buscamos otras formas de iluminar, de dirigir la sesión y de plantear el retrato. Si a una tercera persona no le gusta, siento decir que no me importa. Son cuestiones subjetivas, pero eso no es lo importante. Lo que considero que tiene valor es buscar un camino nuevo para desarrollarte. En ese viaje aciertas y fallas, pero lo importante es avanzar.

Qué hiciste en tu carrera que hayas pensado que fue un error y que no volverías a hacer?

Quizás en los inicios acepté ciertos trabajos de moda que ni me gustaban ni me realizaban. Aunque hubo partes muy positivas y constructivas.

En todas las sesiones hay situaciones que se pueden mejorar. Todo eso es lo que uno va aprendiendo e intenta mejorar en los siguientes encargos.

Al principio de empezar en todo esto, quizás en 2002, me salió una sesión para realizar unos retratos a las hijas de una jueza y bueno, digamos que la noche anterior yo no había dormido mucho. Durante la sesión, la jueza, dijo: “Parece que alguien aquí viene de pasarlo muy bien”. ¿Lo recuerdas? Ese día estábamos trabajando juntos.

Reconozco que eso no fue muy profesional. Hay que ser honesto y responsable. Y a eso se aprende con el tiempo.

¿Cómo eliges si hacer las fotos para un trabajo en blanco y negro o color? ¿Lo tienes claro antes de hacerlas?

Bueno, hay veces en las que disparando ya lo ves en blanco y negro y si no, durante la edición lo ves claramente y se lo sugieres a los directores de arte de las revistas. Lo cierto es que cuando te piden de inicio B/N se agradece.

Déjame contarte lo que nos pasó en nuestra última exposición.

Hacíamos retratos a los artistas que participaban durante esa temporada en el Centro Internacional de Artes Vivas en Naves Matadero, siempre en la misma sala y siempre con la misma luz. Cuando disparábamos, y hacíamos una primera edición, lo veíamos en color. Pero al plantearnos el montaje, pensamos en hacer todo en blanco y negro. Era una tragedia porque perdíamos muchos matices, pero ganamos en coherencia y en fuerza. De esta decisión estoy muy orgulloso.

No te quiero robar más tiempo pero creo que estaría bien que nos contaras cómo te planteas una sesión.

En un principio, investigamos sobre el personaje y nos preguntamos por qué las revistas le quieren fotografiar. De esta forma, empezamos a buscar un cabo desde donde empezar a tirar. Proponemos ideas y descartamos. En ocasiones luchamos por hacer la idea que nos convence más y se lo proponemos a la publicación. Luego vas a la sesión y, muchas veces -por mil razones-, nada de lo planteado anteriormente vale y tienes que buscar otro camino. Otras veces, todo va viento en popa y sale bien la idea principal. En ese momento, termina la sesión, se te pone una sonrisilla y a recoger los trastos.

Pues ahora sí que sí, muchas gracias por dejarte enredar para esto. ¿Quieres añadir algo más?

Sí, que os animo a todos aquellos que tengáis interés en aprender fotografía a que os acerquéis a los talleres de Juanma (La maldita fotografía) porque sé que es un estupendo docente y que saldréis de allí encantados.